Un pozo o una fosa clandestina?

Excavaron más de seis metros en un pozo abandonado en el día internacional de las Desapariciones forzadas.
Era muy noche cuando decidieron el punto que recorrerían en búsqueda de cuerpos o restos de seres humanos; muchos ya estaban dormidos y algunas personas vieron el mensaje de Mirna
por el grupo en la madrugada. Aún así, algunas mujeres y hombres dejaron sus actividades y se programaron para la siguiente mañana de martes, 30 de agosto de 2017.
Sin protección de las autoridades, un equipo de búsqueda se dirigió temprano al punto de encuentro. De ahí partirían hacia el otro punto, donde sospechaban habían sido enterradas personas, porque tenían algunos testimonios que indicaban la nefasta posibilidad.
Retrasados por diversas circunstancias llegaron al sitio poco más de las 9:30 de la mañana. Una ruta de fácil acceso y en las afueras de una comunidad en San Blas, municipio de El Fuerte en la que una abandonada noria cuyos ladrillos resaltaban aquella vieja estructura subterránea, semienterrada y olvidada, era el sitio señalado como tumba clandestina de varios cuerpos.
EXPLORACIÓN
Primero se dieron indicaciones para realizar un reconocimiento del terreno aledaño. Plantas sutilmente tóxicas plagaban el suelo que las botas de las madres de algunos desaparecidos pisaban sin consideración ni temor, porque irían incluso hasta la boca del infierno para rescatar algo de sus tesoros.
Durante la exploración, el calor parecía derretir las caras de las buscadoras. Los arbustos mas altos daban un consuelo temporal a la fatiga inminente ante la humedad reinante percibida en 40° centígrados pero que no detenía la búsqueda. Los mosquitos percibían la sangre de cada extraño e intentaban darse un festín; una de las mujeres prendía un cigarro y con el humo ahuyentaba la ansiedad y a los insectos voladores.
LA RETRO
Imposible hubiera sido acarrear las toneladas de tierra que sacó el brazo mecánico de la retroexcavadora del interior de ese pozo que causaba una intriga fuerte y del que se desprendían no solo las paredes, sino un fétido olor a sospecha y dudas cada que salía la cucharada de lodo sin otra cosa que rocas.
La observación era vital. Un paso en falso y todo se derrumbaría arruinando el trabajo hecho por el valiente y dudoso a la vez trabajador que extendió su servicio dos costosas horas por la renta de la maquinaria y la insistencia de continuar a pesar de no verse las señales esperadas.
HALLAZGO A PROFUNDIDAD
El brazo del trascavo apenas alcanzaba el piso interior de la noria; "ya quiere rajarse el hombre" cuando una de las ultimas cucharadas del fondo sacó unas prendas de ropa, una pieza de zapato y un costal con huesos de animal. Llantas era la esperada señal y otra cucharada descubrió alambres de neumáticos...
PELIGRO
Una patrulla de la Policía Ministerial, ahora llamada Investigadora, llegó con algunos agentes al solitario sitio para proteger y servir. Pero al parar la maquinaria para hacer una exploración interna del pozo, la profunda oscuridad y lo estrecho vulnerable de un derrumbe alertaba el sentido común de las rastreadoras Mirna y Betty que se habían introducido por un inclinado.
Apenas un día antes Mirna había enterrado los restos de su hijo Roberto localizados después de tres años de búsqueda el 14 de julio pasado en un cerro apartado cerca de Ocolome, El Fuerte y un traumático pensamiento rondaba su mente: "cuando los entierran vivos..." Caían pedazos de ladrillo a discreción pero el riesgo de un derrumbre era latente, así que la búsqueda se detuvo, se pensó, se pospuso, porque necesitan cerciorarse de que ahí hay o no hay, pero no los dejarán atrás. Siempre volverán por sus tesoros.


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